OPERACIÓN CHAMARTÍN: RECUPERAR LA CORDURA_Eduardo Mangada y Jesús Gago

El pasado 11 de mayo se publicó en el diario digital Nueva Tribuna el artículo “Operación Chamartín: recobrar la cordura” de nuestros socios Eduardo Mangada y Jesús Gago, que reproducimos a continuación por su interés:

Equipo de Gobierno de Manuela Carmena en el acto de presentación del proyecto del Ayuntamiento "Madrid Puerta Norte". Foto: Ayuntamiento

Equipo de Gobierno de Manuela Carmena en el acto de presentación del proyecto del Ayuntamiento «Madrid Puerta Norte». Foto: Ayuntamiento

Este 10 de mayo de 2016 pudimos asistir a un importante acto en el que el gobierno municipal, con la destacable presencia de Manuela Carmena, presentó públicamente ante una audiencia numerosa y diversa, las nuevas propuestas para la ordenación urbanística de la que ha venido en llamarse Operación Chamartín.

Un gran “vacío”, una gran cuña que penetra en el corazón de Madrid. Una pieza clave en la estructura regional, una charnela que ha de servir de rótula entre el norte metropolitano y la ciudad central, en la construcción de un territorio urbano, de una ciudad de ciudades. Un gran espacio en torno a la actual estación de Chamartín y a las instalaciones ferroviarias, que supone una gran oportunidad para completar la ciudad, satisfacer las necesidades de los distritos vecinos, articular los nuevos desarrollos que han ido consolidándose en su entorno inmediato, dando respuesta, al tiempo, a las aspiraciones sobre una nueva forma de entender el urbanismo y de actuar en la ciudad.

Resaltable en este anuncio, que merece un primer y entusiasta aplauso, es la decisión del Ayuntamiento de Madrid de asumir la construcción de la ciudad como una responsabilidad, una competencia ineludible e inalienable de los poderes públicos democráticos, como impulsores y autores del proyecto urbano, para proseguir como tutores y garantes de su posterior desarrollo, sensible a las necesidades ciudadanas y a las capacidades económicas e institucionales de la ciudad.

Propósito y compromiso de iniciar un nuevo proceso, tras más de veinte años de bloqueo, con realizaciones efectivas y ya visibles en el corto plazo, y de proseguirlo sin precipitación pero sin descanso, a lo largo de los próximos años.

Un proceso de construcción de la ciudad marcado por su carácter público, en el que resulta imprescindible la colaboración de las distintas administraciones consorciadas, dando cabida a los operadores privados, sobre la base de la prevalencia del interés común y su compatibilidad con sus legítimos intereses empresariales.

Frente a una operación inmobiliaria declinante desde 1993 que, poco a poco, ha ido degenerando en un puro negocio financiero encubierto bajo la capa de una pretendida y grandilocuente modernidad, el Ayuntamiento de Madrid recupera el sentido común, la cordura, en definitiva, la mejor cultura de la ciudad, para proponer una ordenación, esta sí urbanística, extrayendo el potencial de estos terrenos con sus condicionantes actuales y su capacidad para albergar en ellos un conjunto de actividades (terciarias, residenciales, industriales, equipamientos e infraestructuras…) con magnitudes prudentes, ponderadas y eficaces, garantizando así un tejido urbano complejo, con mezcla de distintos usos, germen de una rica vida urbana.

Un nuevo trozo de Madrid entendido como un espacio social y no como un solar al servicio del negocio inmobiliario.

Si hoy aplaudimos convencidos esta iniciativa municipal, lo hacemos desde el compromiso de apoyo crítico a lo largo de su desarrollo frente a los obstáculos que, sin duda, va a encontrar nuestro ayuntamiento. Reclamamos asimismo de las administraciones implicadas su leal colaboración y solicitamos a los operadores inmobiliarios privados su cooperación en esta oportunidad que ahora se les ofrece de ser partícipes de un proyecto colectivo que además de garantizarles unos beneficios razonables les proporcione legitimación social.

Destacable finalmente es que la propuesta de ordenación que se ha hecho pública haya sido el resultado del trabajo constante y discreto de los funcionarios y técnicos municipales que en un plazo muy corto han sido capaces de hacer un proyecto complejo, sensato, necesario y viable y, sobre todo, culto. Un trabajo que dignifica tanto al Ayuntamiento como a las personas que trabajan en él.

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