José Antonio Granero, arquitecto y ex decano del COAM se suma a la ofensiva del diario El País contra la revisión del extinto proyecto Distrito BBVA (Castellana Norte), reformulado por la actual corporación y rebautizado como Madrid Puerta Norte.
Al margen de unas más que discutibles comparaciones con otras ciudades europeas y sus proyectos, en el texto se contraponen las cualidades del proyecto DCN, al que se atribuye un excepcional esfuerzo técnico (¿orientado a qué fin?), una gran participación ciudadana (el Sr. Granero no puede ignorar que todas las asociaciones de vecinos “afectadas” por el proyecto se han manifestado a favor del nuevo diseño de la operación,) además de los hipotéticos y siempre oscuros procesos de “modernización” y “competitividad” de nuestra ciudad, con la nueva propuesta municipal que según el autor renuncia a “asuntos fundamentales en un proyecto de ciudad”
Todas estas cuestiones han sido ya tratadas y discutidas en numerosos textos, algunos de los cuales han sido publicados en esta misma web del Club de Debates Urbanos, así que remito a los mismos para la confrontación de ideas. Pero quería aquí tratar acerca de unas pocas palabras que me resultan especialmente curiosas. Dice el Sr. Granero: “cambiando además la imagen de las torres por un polígono industrial.”. ¡Demonios! Un polígono industrial en una ciudad ¿qué pinta un polígono industrial en “Una ciudad global, mixta, compleja y de servicios avanzados”? Y además en Chamartín, pase en Vicálvaro, en San Blas o Villaverde, pero ¡en el “Distrito BBVA”!
Igual el autor hubiera quedado más tranquilo si se hubiera dicho “parque tecnológico” para eludir la alergia al término Polígono Industrial, pero el caso es que este área industrial existe. Es cierto que deshilachada (como gran parte del tejido industrial, abandonado en nuestra ciudad por la gestión pública desde hace muchos años) con naves vacías, suelo en oferta, etc… Pero también con empresas instaladas como Acciona, Readitec-Lafargue, concesionarios de automóviles, talleres, servicios logísticos y numerosos edificios multiempresa. Cabrá preguntarse, dado que un cierto número de estos edificios son bastante recientes, por el hecho de que al parecer estas empresas han encontrado aquí una localización adecuada para su actividad. Y sí, no me cabe duda que algunas de estas instalaciones podrían estar encantadas con los típicos procesos de relocalización con obtención de rentas del suelo, el problema es si esto conviene a la ciudad.
Copio parte de la reflexión del documento municipal respecto a este ámbito, en concreto la alternativa que me parece más adecuada de las dos propuestas:
- “Integrar parcialmente en la nueva ordenación parte del tejido industrial preexistente, evitando su desmantelamiento, consolidando en parte la estructura viaria ya trazada, y otorgando una mayor flexibilidad con otros usos terciarios que permitan ir recualificando este área.”
Pues sí, un polígono industrial en Chamartín, o si se prefiere un Parque de Actividades, que al parecer suena más lírico.