La Operación Chamartín, empantanada a lo largo de un cuarto de siglo, fue rebautizada por la anterior Corporación municipal como Madrid Nuevo Norte, para así dar apariencia de discontinuidad y novedad, pero manteniendo como principal objetivo el negocio inmobiliario de construir edificios de lujo en un suelo público pendiente de adquirir a ADIF y RENFE. Con su aprobación definitiva el pasado julio ha entrado en una nueva fase, en la que los promotores mantienen el mismo relato publicitario: una imagen-burbuja de alto valor económico que peligra ante la difícil viabilidad de la operación inmobiliaria.
La SOCIMI Merlin Properties, ante la crisis inmobiliaria del BBVA y el despido de sus directivos Sres. González y Béjar, ha recogido el liderazgo de la Operación a fin de realimentar una incesante campaña publicitaria, anunciando semana tras semana el inminente comienzo de obras sobre un terreno que se suponen ya allanado de impedimentos jurídicos y materiales, manteniendo con ello la expectativa de una gran operación muy lucrativa sobre la que basar el negocio de venta a nuevos aspirantes con capital ocioso, mientras logran hacer efectiva su todavía pendiente adquisición a ADIF del suelo público al bajo precio previamente pactado.
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