Intervienen:
Francisco Celada. Ingeniero
Eduardo de Santiago. Arquitecto
Margarita Ruiz Celaa. Arquitecta
Carlos Sánchez Casas. Arquitecto
Modera:
Julio Rodríguez. Economista.
Club de Debates Urbanos
Notas previas al debate
Ramón López de Lucio
A finales del 2009 había en España 565.000 viviendas terminadas sin vender, 290.000 en construcción, 358.000 detenidas, 173.000 no iniciadas con proyecto y suelo residencial vacante para otros 1’343 millones de viviendas (datos de Acuña y Asociados); un total, pues, de 1’21 millones de viviendas terminadas sin vender, en construcción o detenidas más 2’41 millones de capacidad vacante del suelo residencial calificado, con o sin proyecto.
La región urbana de Madrid refleja esta situación, que sin duda ha tenido y tiene repercusión en la economía regional y en el paro. Si la construcción representaba el 9’5% del empleo regional total en el 2001 y este porcentaje subió hasta el 10’7% en el primer semestre del 2008 (325.000 empleos), para desplomarse más de 3 puntos, hasta el 7’4% en el 2º trimestre del 2010 (211.000 empleos). Reflejando una pérdida directa de 114.000 puestos de trabajo, el 35% del total del sector, respecto de la cifra del 2008. Pérdida que, contando los empleos indirectos, fácilmente ascendería a 150.000l o más empleos, más del 26% del paro total en la región (564.000 parados, el 16’4% de la población activa). Entre 4 y 5 puntos de dicha tasa se deben pues, directa o indirectamente, al pinchazo del sector de la construcción.
Puesto que recuperar el ritmo de la actividad constructora de los años del boom no parece una hipótesi deseable ni posible (ni siquiera suponiendo una notable reactivación del subsector de la rehabilitación), la cuestión es qué hacer para dinamizar la situación económica, redimensionar el sector de la construcción y reducir las cifras de paro. El debate debería, por tanto, reflexionar sobre los siguientes puntos, en mi opinión:
—-cuál debería y podría ser el papel futuro del sector de la construcción en la región, qué porcentajes del PIB y del empleo podría alcanzar y cuáles se4rían sus líneas estratégicas (rehabilitación, culminar los desarrollos mejor emplazados y parcialmente consolidados, etc.)
—-cuál podría ser la política del planeamiento urbanístico y de la promoción pública regional y de los municipios de cara a los suelos residenciales o de actividad calificados y vacantes, y ,en general, la estrategia planificadora/inversora para la presente década.
—-qué sectores podrían absorber esos 375 empleos que habría que recuperar para volver a tasas de paro “normales” en torno la 5% (habida cuenta de que al menos un 40 o 45% de esos 375 empleos corresponderían al anómalo exceso de la cifra de activos en el sector de la construcción que deberían ser trasvasados a otros sectores)
—-cuáles serían las políticas públicas más eficaces en la resolución del problema que, indudablemente, se deberá solventar en el sector privado de la economía (no parecen asumibles incrementos importantes del empleo público, tanto por razones fiscales como de eficacia del sistema productivo en su conjunto)
Crónica del debate
Ramón López de Lucio
Dado el silencio y la inactividad de la Administración regional que padece Madrid, la sociedad civil intenta desbrozar caminos y plantear ideas para salir de la crisis que, no por ser global, se deja sentir con menos virulencia en la Comunidad. (564.000 parados, el 16’4% de la población activa a mediados del 2010).
Así, el pasado 3 de Febrero el Club de Debates Urbanos convocó en el Círculo de Bellas Artes al economista, exdirector del Banco Hipotecario y actualmente vocal del Consejo Económico y Social de Madrid, Julio Rodriguez, al ingeniero de caminos y especialista en temas industriales Francisco Celada y a los arquitectos-urbanistas Eduardo de Santiago, doctor arquitecto con una tesis doctoral sobre la región urbana de Madrid y hasta hace poco asesor de la Ministra de Vivienda, y a Margarita Ruiz Celaa, durante muchos años experta en planificación urbanística en la Comunidad de Madrid.
Probablemente los principales problemas de la región son la creciente debilidad de su base industrial, su excesiva dependencia durante los años del boom del sector inmobiliario y la ausencia de un proyecto estratégico territorial-económico. Madrid, no solo la capital sino su región urbana—el territorio de la Comunidad habitado por 6’40 millones de habitantes—ha perdido entre 2008 y 2010 ochenta mil empleos industriales, aproximadamente el 40% del total, el resto corresponde a la construcción. Al alegre desmantelamiento de las zonas industriales clásicas de la ciudad (Legazpi, Méndez Alvaro, etc)—en vez de reconvertirlas en distritos tecnológicos avanzados, como intenta hacer Barcelona en Poble Nou (distrito 22@)–, se suma la acusada obsolescencia de los polígonos industriales de los 60’ y 70’ del Sur y el Este metropolitanos, la reconversión en simples plataformas comerciales de otros (Carralero, San Sebastián de los Reyes, etc) y la desbarajustada promoción de decenas sino centenares de nuevas zonas industriales
(muchas de ellas vacías o no urbanizadas siquiera) en municipios de la 2ª y tercera coronas, en el marco de la radical ausencia de planificación territorial de la que tiene a gala presumir la Presidencia de la Comunidad. La guinda, como señaló en un par de ocasiones Julio Rodríguez, ha sido la desaparición de un plumazo del IMADE, el Instituto Madrileño de Desarrollo.
En cuanto al excesivo peso del sector de la construcción, hay que señalar que a comienzos del 2008 llegó a representar el 10’7% del empleo regional (325.000 puestos de trabajo), tres o cuatro puntos por encima de lo habitual en una región urbana madura. La crisis ha hecho bajar esa cifra al 7’4% en el 2º semestre del 2010, una cifra desde luego más razonable, pero que ha significado la pérdida directa de 114.000 empleos, que, con una estimación moderada de los empleos indirectos perdidos, representaría más de la cuarta parte del total de parados en ese momento.
Y el problema no es solo el que directamente afecta al sector, sino también y de tanta o mayor gravedad, el problema financiero que arrastra. Las tasas de morosidad llevan 3 años subiendo y los activos que figuran en los balances de bancos y cajas de ahorros no son solo los millares de viviendas de precios devaluados con que cuentan, sino los suelos clasificados y vacantes cuyo valor real es prácticamente inexistente en bastantes casos. En la Comunidad de Madrid hay suelos clasificados (casi 50.000 hectáreas son suelos urbanizados pero sin edificar o simplemente suelos vírgenes con categoría de “urbanizables”) con capacidad para 588.000 viviendas, de ellas 475.000 en suelos sin urbanizar, simplemente clasificados. Esta enorme capacidad, suficiente para alojar a casi 2 millones de personas (datos que corrobora desde el público Jesús Leal según sus propios cálculos), se encuentra muy fraccionada, en docenas de municipios que irresponsablemente revisaron sus Planes en los años anteriores al boom o durante este, sin apenas control de la Comunidad. Recuérdese de nuevo la excepcionalidad que supone no contar en absoluto—salvo las delimitaciones de los parques regionales—con modelo territorial alguno con el que dirigir y encauzar las especulativas expectativas de muchos de esos municipios, así como las de los promotores inmobiliarios que confiadamente (“la demanda es ilimitada”, “los precios de la vivienda jamás bajarán”) fueron tomando posiciones en ellos.
En estas circunstancias, ¿cómo y en qué sectores se podrían crear los aproximadamente 375.000 empleos que corresponderían a una tasa de paro considerada “normal”, en torno al 5%?.Parece evidente que no se debería confiar en la recuperación de las anteriores tasas de empleo en el sector inmobiliario, carecía de sentido la frenética actividad promotora de los años centrales de la 1ª década del s. XXI. Celada insiste en la necesidad de activar el sector productivo y todo el complejo de servicios avanzados y de actividad innovadora que se genera en su alrededor si quiere ser competitivo. El sector de servicios tampoco puede ser la panacea: ya está sobredimensionado (más del 83% del empleo total a mediados del 2010), también produce parados en los últimos tiempos y buena parte de los empleos que genera son de baja calificación y/o temporales.
El apoyo a auténticos “clusters” industriales, formados por empresas pequeñas y medianas del mismo subsector o de ramas relacionadas, que innovan, colaboran y compiten, es esencial. Como lo es impulsar a Centros Tecnológicos en el marco de una estrategia productiva a definir.
En el terreno urbanístico, íntimamente relacionado con lo anterior, parece imprescindible diseñar de una vez por todas una auténtica estrategia territorial que intente racionalizar el anárquico mosaico de actuaciones municipales y privadas, destinando los escasos recursos disponibles (públicos y privados) a consolidar las actuaciones mejor emplazadas y con mayores efectos multiplicadores. Que, por supuesto, no consisten en enterrar vías férreas en los municipios de la 1ª corona, como con imperdonable ligereza parece que avala Fomento.
Ramón López de Lucio es catedrático de Planeamiento Urbanístico y vicepresidente del Club de Debates Urbanos de Madrid