Es el tercer obituario que he tenido que escribir este último año. Malos tiempos aunque sean los que “tocan”. Malos sobre todo porque se han ido además de admirados colegas, hombres buenos, los tres de mis obituarios- , Lluís, Ignacio y ahora Daniel- , más algunos otros – Lucho, Vicente, Fernando,…- de cuya despedida se han encargado aquí otras personas.
Átropos, ¡tómate un descanso, por favor!; deja que mientras tanto las otras dos viejas de la Parca- Cloto y Láquesis- sigan hilando la una y devanando la otra.
Jesús Gago
OBITUARIO DZ 
Él, ya nunca tú
(Jorge Guillén a la muerte de Pedro Salinas)
Hace unos días, tras una enfermedad que además de muy dura ha resultado demasiado larga, falleció Daniel Zarza. Compañero en tantas cosas y en tantas causas y amigo entrañable; gran urbanista desde su condición de arquitecto de los pies a la cabeza; muy culto y dibujante excepcional; herético y entusiasta del descubrimiento ( no olvidaré su fascinación al hablarme hace muchos años de la geometría de los fractales); firme- hasta casi la terquedad- en sus convicciones y compromisos (tuvimos una áspera discusión con motivo de la demolición de la Cárcel de Carabanchel : con el tiempo he visto que la razón estaba más de su lado, y del mío el error); y por encima de todo ello, honesto a carta cabal: en suma, un hombre bueno, una magnífica persona.
En estos dos últimos años algunos tuvimos la inmensa suerte de visitarle en ocasiones y de recibir de él una imborrable enseñanza de cómo afrontar el fin de la vida, de cómo metabolizar el instintivo miedo a la muerte, convirtiéndolo en estímulo con el que ir agrandando cualidades y al tiempo suavizando aristas y escondiendo tras la niebla, día a día, nuestro lado oscuro.
Se nos ha ido un hombre bueno y aunque con ello hemos perdido mucho de lo que todavía habría sido capaz de dar y de darnos, nos queda para siempre el consuelo de su recuerdo para compensar lo mucho de lo que ,con su marcha, nos ha privado.