RÍO MANZANARES. LA ECOLOGÍA POLÍTICA DE LA DESIGUALDAD, por Elia Canosa

Martes 18 de febrero de 2020

El río Manzanares discurre durante 87 Km desde su nacimiento en el Ventisquero de la Condesa, en el municipio de Manzanares el Real, hasta su desembocadura en el río Jarama, en Rivas Vaciamadrid. La cuenca alta, hasta la presa de El Pardo y la media, que atraviesa el monte homónimo, tienen figuras de protección y de gestión específicas y problemas propios. Su recorrido urbano y suburbano, sobre el que nos centraremos, corresponde a su tramo bajo, desde el puente de los Franceses hasta su desembocadura cerca de la Presa del Rey. Así pues, aunque el río se tiene que entender como una unidad y una de las pretensiones es el enlace entre la Sierra y la Vega, sólo trataremos el sector meridional. Se trata de establecer las principales vertientes del binomio Madrid – Río en el Sur y apuntar las cuestiones clave sobre las que centrar el debate. Cuatro grandes ejes organizan su planteamiento.

Primero las POTENCIALIDADES DEL RÍO MANZANARES como eje vertebrador. En este sentido podemos diferenciar cuatro facultades o capacidades. En primer lugar, por su naturaleza y trazado, puede funcionar como un perfecto corredor ecológico que, con algunos tramos más naturalizados que otros, sea capaz de convertirse en una auténtica infraestructura verde que favorezca el movimiento de las especies, la mejora de la calidad de las aguas, la reducción de los efectos negativos de la isla de calor y la adaptación de los ecosistemas a los cambios más recientes.

Debe considerarse también como un espacio de oportunidad cuyo conocimiento fortalece la cohesión y puede impulsar fórmulas productivas innovadoras. La construcción de una memoria común refuerza los vínculos entre ciudadanía y territorio, fomentando una identidad compartida, un arraigo, en los que basar la participación, los espacios y las iniciativas comunes. También tiene la capacidad de convertirse en un eje de atracción sólido, interesante, con valores, que sirva como incentivo para inversiones privadas y públicas, de manera más eficaz que un lugar inocuo o anodino. El contenido de esta memoria es muy amplio, abarcando tanto los asuntos más conocidos y valorados, como la geología o la paleontología y los restos de la guerra civil (trincheras o bunkers), como los menos notables y más ignorados relacionados con la historia rural y urbana del territorio.

El tercer pilar se fundamenta en el poder recualificador del agua y la vegetación, ambos unidos en el río. Las mejoras urbanas de los distritos meridionales bien pueden plantearse al ritmo de las actuaciones sobre el río. En nuestra cultura, los jardines, la vegetación, el sonido del agua, su cercanía, son aspectos que contribuyen a dotar de categoría a los paisajes urbanos, además de aumentar la salubridad, la higiene o mejorar las condiciones medioambientales en general.

El cuarto y último aspecto es la capacidad del río Manzanares de convertirse además en conector natural entre la Sierra y las Vegas, no sólo para los vehículos, sino también para el camino a pie o en bicicleta. Ya está funcionando la Senda Real (GR 124) paralela a su tramo septentrional hasta Príncipe Pío. Está en marcha el proyecto de extensión hacia el Sur, hasta Aranjuez y el río Tajo.

Frente a estas capacidades ilusionadoras, hay una REALIDAD COMPLEJA y muy terca. El principal escollo de cualquier intervención en el curso bajo es la proliferación de usos molestos que se han ido instalando junto al río: las depuradoras (cinco de las ocho existentes están en el Sur), los vertederos, los antiguos y el actual Parque Tecnológico de Valdemingómez, ciertamente más alejado pero conectado a través de la cañada Galiana y cuya contaminación, en forma de partículas y olores, afecta al entorno fluvial. Los vertederos ilegales, como el que sigue el camino de la Magdalena, entre el Ensache de Vallecas y el río, son otro problema adicional. También las subestaciones eléctricas (Villaverde sigue sin ser desmantelada) y la planta de biogás instalada en Valdemingómez constituyen obstáculos en cualquier intervención. La presencia de grandes infraestructuras es también otra dificultad añadida: autovías como la M-50, la M-40 y la M-45 interrumpen el río y sus cercanías. El nudo Supersur es una traba colosal. El trazado del Ferrocarril también y las vías del tren de Alta Velocidad han supuesto el atentado más reciente al río en su zona más castigada.

Un tercer elemento, la presencia de elementos con valor patrimonial, naturales y culturales, también constituye un condicionante importante tanto para el entendimiento cabal del área como para las actuaciones que se quieren proyectar. Las terrazas del Manzanares y los yacimientos arqueológicos y paleontológicos que allí se encuentran, están protegidos como Bien de Interés Cultural (Cota de 600 m desde El Pardo a Getafe), igual que los puentes de Segovia y Toledo. El Canal del Manzanares sólo tiene reconocimiento dentro del PGOUM con el Nivel 1 de protección histórico-artística. Por su parte, el Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid ha catalogado para su protección como “zonas arqueológicas” los terrenos conocidos como “casa Eulogio” y el margen derecho del río Jarama.

En cuarto lugar, el grado de artificialización del suelo y, en el caso de existencia de usos residenciales, su orientación socioeconómica, son otros factores condicionantes de los planes o actuaciones a desarrollar. La presencia de barrios desfavorecidos y vulnerables debe considerarse precisamente un eje director a la hora de establecer estrategias integrales de intervención en el curso bajo del río.

En quinto lugar, la permanencia de usos tradicionales, a veces sólo vestigios de lo que fue una orientación mayoritariamente agrícola del territorio, constituyen valores de los que debe beneficiarse directamente la ciudadanía. Perduran en los municipios del Sur actividades agrícolas, que enlazan además con huertos, privados, comunitarios y urbanos, también existentes en Madrid. Vías pecuarias que discurrían paralelas al río o conectan simplemente con él, también subsisten pese a las ocupaciones, los vertidos y el abandono. En la misma línea, usos ocasionales como las romerías, los baños, el paseo o el ocio perviven y tienen que ser tenidos en cuenta en el futuro.

El tercer gran eje gira precisamente entorno al ENTENDIMIENTO DIFERENTE que se tiene del propio Manzanares entre grupos y entidades distintas. Las percepciones muy contrastadas se transforman necesariamente en objetivos y voluntades desiguales e incluso enfrentadas. Las administraciones públicas con competencias en el río son numerosas y no siempre están dotadas de la misma ideología, eficacia, interés, presupuesto o capacidad de gestión. Sólo la complejidad de aunar más de dos o tres instancias de gobierno ya constituye un serio hándicap para cualquier proyecto de carácter integral. Además, la dimensión política que cada nueva administración incorpora a su legislatura suele interferir en planes o estrategias ya dispuestos, al margen de su coherencia.

Dependientes de la Administración General del Estado figuran la Confederación Hidrográfica del Tajo (aguas y zona de Dominio Público Hidráulico), la Dirección General de Carreteras, del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, antes Fomento (autovías como M-50, M-40 o el Nudo Supersur) y las entidades públicas ADIF, ADIF-Alta Velocidad y RENFE-Operadora también dependientes del mismo Ministerio (infraestructuras ferroviarias de competencia estatal). La Comunidad de Madrid tiene atribuciones sobre infraestructuras aledañas al río (desde la M-45 a las vías férreas de cercanías), sobre el tramo incluido en el Parque Regional del Sureste y la red de vías pecuarias. Los Ayuntamientos, por su parte, tienen competencias e intereses múltiples: si el terreno junto al río está considerado como parque urbano, como Madrid-Río o el Parque Lineal, el organismo encargado depende de una Consejería municipal, el Área de Gobierno de Medio Ambiente y Movilidad en el caso del Ayuntamiento de Madrid. También es responsabilidad municipal la limpieza de los márgenes (residuos domésticos), los residuos urbanos (vertedero municipal), la depuración de las aguas residuales (EDARs) o el trazado y mantenimiento de sendas y caminos. El Ayuntamiento madrileño creó en 2014 el Centro de conservación y mantenimiento del Manzanares, que centraliza la información necesaria para el control del río desde la presa de El Pardo hasta el límite con Getafe (30Km). También los propietarios particulares del suelo, el SEPRONA (Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil, vela por la conservación de la naturaleza y los recursos hídricos) o la Universidad Complutense de Madrid, en la Ciudad Universitaria tienen atribuciones sobre el río y sus márgenes.

La desconexión y los intereses a veces enfrentados también existen entre las distintas organizaciones ciudadanas y, desde luego, entre ellas y las administraciones públicas. Los grupos ecologistas, de movilidad en bici o a pie o asociaciones de vecinos entienden las situaciones y los temas de manera desigual y sus estrategias o prioridades tampoco son equivalentes. Los conflictos han surgido en torno al mantenimiento de la Depuradora de la China, entre ecologistas y vecinos, o al uso de vías compartidas entre bicis y peatones en Madrid Río.

La propia ciudadanía no organizada, pero perteneciente a colectivos distintos, defiende opciones en muchos casos antagónicas: turistas, residentes o visitantes no desean, en principio, las mismas actuaciones para el uso y disfrute del río, sus riberas y su zona más amplia de influencia.

Por último, la INTERVENCIÓN FRAGMENTADA, en el tiempo y el espacio, es otra de las líneas de reflexión importantes. Las competencias compartimentadas están detrás de planes de actuación sobre elementos concretos sin conexión con estrategias más amplias incluso ya diseñadas. Así, las políticas tanto de la administración local como de la comunidad sobre movilidad sostenible, respaldan el trazado de itinerarios en bici y rutas verdes adscritas a cada una de ellas. El Consorcio de Transportes, entidad adscrita a la Comunidad de Madrid es la que publicita el conjunto de vías formando una Red única. La gestión y las políticas específicas sobre Valdemingómez dependen del Ayuntamiento que, por ejemplo, decide el desarrollo de proyectos para reducir los malos olores, o los suprime, sin vincularlos a los nuevos desarrollos urbanos en marcha. Tampoco es posible coordinar la limpieza con otros asuntos relevantes, ya que sus competencias estrictas están muy repartidas entre los particulares, los ayuntamientos o la Comunidad.

La yuxtaposición de planes y por lo tanto, la fragmentación en zonas de las actuaciones públicas es el hecho más relevante que resume la dispersión y descoordinación de agentes, dinámicas e intereses. En la actualidad, sólo en la zona urbana del municipio de Madrid, existen tres zonas diferenciadas con planeamiento específico dependiente del Ayuntamiento: Madrid-Rio, nacido del soterramiento de la M-30 (2006-2012), Parque Lineal del Manzanares, Fase 1 o Parque de Ricardo Bofill (2001-2003 y Caja Mágica 2009; APE 12.01 Manzanares Sur – Tramo 1, desde Nudo Sur de la M-30 hasta el Nudo Supersur de la M-40) y Parque Lineal del Manzanares, Fase 2 (2015 reforestaciones y caminos y 2019 parque Mirador Caracola; APE 14.04 Manzanares Sur – Tramo 2, desde el Nudo Supersur hasta el límite municipal).

La última parte de este tramo, desde el Nudo de la M-50, es Suelo No urbanizable Protegido, perteneciente al Parque Regional del Sureste y, por lo tanto sometido a la jurisdicción de la Comunidad de Madrid. También ella es la responsable de lo que podría denominarse Tramo 3 del Parque Lineal, perteneciente a los municipios de Getafe (pedanía de Perales del Río) y Rivas Vaciamadrid. Además, la totalidad del tramo 3 se encuentra dentro la Zona de Especial Conservación de Vegas, Cuestas y Páramos del Sureste de Madrid y, desde la pedanía de Perales del Río, pasado el cruce del río Manzanares con la M-50, se incluye en la ZEPA Cortados y Cantiles de los ríos Jarama y Manzanares, ambas formando parte de la Red Natura 2000.

La Comunidad, como parte de sus competencias (promover la utilización sostenible y ordenada de dicho ámbito), dentro del Plan Integral de recuperación y conservación de los ríos y humedales que está elaborando y ante un Plan Rector de Uso y Gestión del Parque anulado, ha redactado el Master Plan de la Ampliación del Parque Lineal del Manzanares que afecta específicamente a este sector meridional. El objetivo del Plan es dirigir las actuaciones municipales en el territorio delimitado (Madrid, Getafe y Rivas) dirigidas a la renaturalización de la ribera y la conectividad física, social y ecológica.

A la espera de que se concrete su implementación, el Ayuntamiento de Getafe intervendrá los primeros 2,5 Km del río dentro de su término municipal, sin enlazar con la Fase 2 del Parque Lineal en Madrid. Aún sin redactar el anteproyecto, pretende expropiar los terrenos y proceder a la limpieza, reforestación y mejora de los caminos para uso peatonal y ciclista. Aunque debe proceder a una renaturalización estricta, por su emplazamiento en el Parque Regional, en las declaraciones de los dirigentes municipales se perciben contenidos correspondientes a un parque urbano.

Superpuestos hay media docena de planes que afectan directamente a zonas inmediatas al río Manzanares. El Arco Verde Metropolitano es un proyecto de 2019 de la Comunidad de Madrid que enlaza algunas de las realizaciones previas. Forma parte de él el Parque Forestal Bosque Sur, aún en construcción. Se localiza, formando manchas discontinuas, siguiendo el Arroyo Culebro en los municipios de Leganés, Fuenlabrada, Pinto y Getafe, hasta desembocar, ya incorporado el arroyo Butarque, en el río Manzanares. El objetivo es formar un anillo verde de 75 Km de longitud enlazando los espacios protegidos (Parque Nacional de la Sierra del Guadarrama, Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, Parque Regional del Curso Medio del río Guadarrama y su entorno y el Parque Regional en torno a los ejes de los cursos bajos de los ríos Manzanares y Jarama, más conocido como Parque Regional del Sureste. También estarán conectados con algunos de los parques suburbanos y metropolitanos existentes, como el de la Polvoranca o Bosque Sur. El objetivo no es sólo medioambiental, sino prioritariamente crear las bases para desarrollar “un turismo activo y sostenible”.

Los planes PIMAs (Planes de Impulso al Medio Ambiente), iniciativa del MAPAMA (Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente) en 2015, hoy Ministerio de Transición Ecológica, que contemplan actuaciones en el Dominio Público Hidráulico, plantean en Madrid en 2019 el Proyecto de restauración fluvial del rio Manzanares entre el arroyo de la Trofa y el puente de San Fernando, continuación de la Restauración fluvial del río Manzanares en el entorno del Real Sitio de El Pardo de 2015.

Enmarcado en el Plan A de Calidad del Aire y Cambio Climático del Ayuntamiento de Madrid se aprueba en 2016 el programa Madrid + Natural y, dentro de él y siguiendo la iniciativa de Ecologistas en Acción, el Plan de renaturalización del río Manzanares a su paso por la ciudad de Madrid en tres fases. En 2018 se da por finalizada la primera etapa entre los puentes de los Franceses y de la Reina Victoria (1,3 Km) en la que se incorpora la apertura de las compuertas de las presas para transformarlo en un curso fluvial natural. El compromiso del nuevo Ayuntamiento, que mantiene el Plan, es buscar una nueva ubicación a la Escuela de Remo, fuera del propio río Manzanares donde estaba.

En paralelo está en vigor en Madrid el Plan de Infraestructura Verde y Biodiversidad, aprobado en 2018, que contempla el gasto de más de 600 millones hasta 2030 destinados a conservar, gestionar y reequilibrar la Infraestructura Verde y el ecosistema urbano. Dentro de este programa se incluyen las actuaciones ambientales planteadas por el anterior consistorio madrileño dentro de la Estrategia de Regeneración Urbana MADRID RECUPERA. De las planteadas en el río se ha avanzado en el “Acondicionamiento Manzanares Sur”, en los distritos de Usera y Villaverde, con actuaciones en la Segunda Fase del Parque Lineal del Manzanares y, al menos limpieza y reforestación parcial, en la tercera fase. Sus resultados, la reforestación de un total de 17 hectáreas, se contemplan como propios dentro de la propuesta Madrid + Natural, de adaptación al cambio climático, en el apartado “Bosques urbanos”.

Sin embargo, ha quedado aparcada, por el momento, otra iniciativa muy demandada: “Del río al Ensanche de Vallecas”, que establecería la conexión mediante un itinerario peatonal y zonas verdes entre ambas zonas, siguiendo el conocido como Camino de la Magdalena, donde se extiende en la actualidad uno de los mayores vertederos de escombros ilegal. MADRID RECUPERA diseñó, aunque no se establecen plazos ni se concreta el contenido, estrategias concretas para cada distrito.

Para terminar, y como nuevo proyecto estrella del actual Ayuntamiento madrileño, dentro del Avance de la Estrategia de Sostenibilidad Ambiental Madrid 360, de 2020, está la creación del denominado Bosque Metropolitano, una suerte de Anillo Verde de 75 km rodeando la ciudad y enlazando todos los parques perimetrales existentes, incluida la Casa de Campo. El proyecto se desarrollará a lo largo de los próximos 12 años y tendrá una financiación público privada. La superficie inicial sobre la que se actuará es de 600 hectáreas sobre suelo que, según anuncian, ya es de patrimonio público, en los distritos de Vicálvaro y Vallecas.

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