Autor: Henri Lefebvre.
Presentación: Ion Martínez Lorea.
Edición: CIS: Centro de Investigaciones Sociológicas/2018.
Por su interés, adjuntamos unas notas -extraídas de la propia presentación- sobre la reciente publicación de un texto inédito en castellano de Henri Lefebvre: «Hacia una arquitectura del placer».
Este libro nace del encargo que el sociólogo urbano y rural Mario Gaviria hizo a principios de los 70 a Henri Lefebvre invitándole a reflexionar sobre la producción de una arquitectura del placer.
Ambos se encontraban inmersos en este momento en un proyecto dirigido por Gaviria, en el que Lefebvre actuaba como asesor, que pretendía estudiar las nuevas ciudades turísticas españolas partiendo del análisis concreto de Benidorm y profundizando en las contradicciones del espacio turístico y de ocio, ámbito privilegiado del disfrute, pero también de la mercantilización del territorio, así como de la reproducción de las fuerzas del trabajo.
Lefebvre redactó un texto con un elevado nivel de erudición y quizá demasiado abstracto para lo esperado por Gaviria (estos espacios del ocio para el autor francés ejemplificaban una de las grandes contradicciones de la sociedad capitalista) como para ser incluido en las memorias y publicaciones del proyecto por lo que quedó aparcado hasta su actual publicación.
Esta publicación, cuyo capítulo introductorio estaba previsto que elaboraran conjuntamente el propio Mario Gaviria y Ion Martínez Lorea, pero que finalmente, tras la muerte de Mario, llevaría a cabo solo Martínez Lorea, incluye un magnifico relato de las vidas y pensamientos entrecruzados de Mario Gaviria y Henri Lefebvre.
Del texto en si mismo se nos dice que va más allá de la estricta solicitud realizada por Gaviria debiéndose enmarcar en la indagación de Lefebvre sobre la teoría del espacio.«Cuando los circuitos económicos convencionales se repliegan, dirá Lefebvre, el capital se precipita a la producción del espacio».
Aunque se otorga una evidente relevancia a la arquitectura no se trata de un libro solo de arquitectura. En el fondo Lefebvre se está interrogando sobre quién produce el espacio, cómo se produce, para qué, y eso nos obliga a ir transitando de esa inicial arquitectura del placer a un espacio del placer, que es en el fondo de lo que nos habla el autor.
En este sentido, como también recoge la misma presentación, el libro es una búsqueda, un cuaderno de viaje, un conjunto de anotaciones, un camino sinuoso a través de distintas disciplinas. Cada disciplina es una averiguación, un escrutinio a veces frustrante. Lefebvre reconoce la importancia significativa de la arquitectura, pero también la de la economía, la filosofía o la historia y sobre todo subraya sus limitaciones, su condición de ciencias especializadas que actuando por separado no hacen más que ejercer como legitimadoras de unos mecanismos de producción del espacio que refuerzan las desigualdades sociales.
Pero esta frustración se torna en esperanza al leer las notas que deja el autor de su búsqueda por las grietas, los resquicios, desde los que generar un espacio de placer en los que subraya la centralidad de los usuarios del espacio y su derecho a autoorganizarse, a decidir sobre el espacio que desean generar, pero también a cómo desean disfrutarlo. Eso sí, no como producto, sino como creación, como obra, en todo caso imperfecta: perfección inacabada, inacabamiento perfecto.
Teresa Arenillas/enero 2019